Blogia
SAUDADE

cuesta arriba

Hecho

Me marcho. Hoy me he levantado y lo he decidido. He llamado a la empresa y les ha parecido bastante mal que no les hubiese avisado ayer pero al final me han dicho que la oferta seguía en pie. El lunes (hoy no está el director financiero) lo diré aquí. Serán duros estos quince días pero lo peor ha sido tener que elegir. Lo que venga lo aguantaré hasta que cierre esta puerta definitivamente. Deseadme suerte. La necesito de verdad.

Grandes esperanzas

Quiero haceros partícipes del mar de dudas en el que me encuentro sumida y del que tengo que salir lo más rápido posible. Me han ofrecido otro trabajo. He superado las entrevistas y ya he conocido a la que sería mi jefa. La empresa no está mal, al menos eso parece, una consultoría de franquicias. El problema radica en que tampoco existen grandes diferencias en salario y condiciones con respecto a lo que tengo ahora. Si al final decidiese marcharme (no tengo mucho tiempo para pensarlo) sería por el ambiente enrarecido que respiro aquí, que ya me asfixia, porque no existen grandes posibilidades de “ascender” o aprender cosas nuevas que me ilusionen. Sé de sobra que necesito un cambio (vosotros habéis comprobado cómo me encuentro laboralmente de un tiempo a esta parte) pero no sé si es esa la empresa en la que me voy a encontrar a gusto y motivada de nuevo o si debo esperar a que surja otra cosa. La verdad es que esta vez (ya he rechazado un par con anterioridad) la balanza se está inclinando hacia el lado de la puerta de salida.

"Let's break the night with colour" (Richard Ashcroft)

Mi inconformismo me está matando lentamente. Hoy tengo ganas de llorar. Rabia en la garganta. Puños apretados. Losas en el corazón. Hablo de trabajo, no sé si existe alguno que me pueda ilusionar, lo que está claro es que el que tengo ahora no lo consigue. Me pregunto si tengo parte de culpa, si no es sólo porque las condiciones hayan empeorado (hoy me he caído porque el suelo estaba helado y venía preocupándome de la mochila con la que cargo todos los días) sino también influye que siempre esté buscando otras cosas, cuando consigo una ya estoy pensando en la siguiente. Llevo en esta empresa más de año y medio, me ha servido para descansar del estrés de un despacho al que vendía mi vida minuto a minuto, apenas tenía tiempo para darme cuenta de que me estaba quedando sin él. Ahora quiero algo que me llene más durante esas ocho horas como mínimo que deberé dedicarle cada día. El problema es que no sé si existe o si todo acabará por decepcionarme a largo plazo. Empiezo a estar cansada de la melancolía (que no pesimismo) gallega y de la incapacidad de conformarme, dos rasgos predominantes en mi personalidad. A veces pienso que debería darle a todo un corte brusco y empezar en otro lugar...

Asocial

No sabéis cuánto me molesta encontrarme por las mañanas, en la parada del autobús (el único medio de transporte que la mayoría podemos permitirnos para llegar a las nuevas oficinas) a otros compañeros de trabajo. Sí, es toda la verdad, a esas horas no me apetece hablar, que interrumpan mi autismo, que tenga que sacarme los auriculares para no decir nada. Antes no ocurría porque cada uno llegaba de forma diferente pero ahora es inevitable y no lo soporto. Invaden momentos en los que quizás esté tratando de arreglar el mundo en mi cabeza mientras, al mismo tiempo, reflexiono sobre el sueño que he tenido la noche anterior. Ya me habían robado los minutos en los que era feliz mojando en el café las galletas del desayuno y ...¡ahora esto!

Agasallos

Acabo de darme cuenta de que hoy, sin pensarlo, me he puesto los dos regalos que he recibido estas navidades de mi madre y hermano. Lo mejor, sin duda, ha sido el cariño con el que están hechos y elegidos respectivamente esos dos detalles pensados para mi.
Quizás mi subconsciente, tomando sus propias iniciativas, haya decidido que los tenga cerca, a modo de amuleto, y así poder cargarse con un poco de energía positiva en medio de este maremagnum de incertidumbre que le rodea últimamente.

Primer día

Estoy sentada en lo que va a ser mi nueva mesa, por lo menos por ahora. He tardado (en general todos, salvo los jefes que vienen en coche y aparcan en su plaza de garaje) más de hora y media en llegar, será peor cuando tenga que cumplir el horario oficial, porque el nudo de Manoteras estará aún más atascado. La pantalla, como ya os había comentado, da al pasillo por lo que tendré que “cubrirme las espaldas” o escribir a la hora de la comida cuando no haya nadie rondando por aquí. Hace mucho frío porque el edificio está todavía en obras así que estoy tecleando con los dedos semicongelados.
No sé cuáles son las ventajas de estar aquí, a mi alrededor sólo veo malas caras porque a ninguno nos han preguntado si nos parecía bien o no el dichoso traslado.
Quiero recuperar de una vez mi buen humor. Para animarme pensaré que este fin de semana me iré a Galicia, a estar con la gente que me quiere y eso es lo realmente importante.

Traslado inminente

Hoy embalamos los ordenadores y el lunes será la mudanza a la nueva sede de la empresa. Sólo tardaré hora y media más, sin compensaciones económicas o de horario, es lo que hay, o lo tomo o lo dejo y una vez más digo que ojalá fuese esto último.
No sé cuando volveré a escribir por aquí porque, entre otras cosas, el nuevo "puesto" que me han asignado coloca la pantalla mirando hacia el pasillo, más control hacia mi persona, por si estuviese tramando una conspiración internacional dirigida a derrocar a algún alto mando, es que ¡hay que fastidiarse! (por no escribir otra cosa).
Feliz navidad a todos... por si acaso.

Rebeldía

No sé si consciente o inconscientemente estoy provocando en primer lugar el enfado del director financiero y en segundo que me echen. El combate de boxeo de hoy ha empezado muy temprano. He abierto la puerta de la oficina y en ese momento pasaba él por el pasillo. Me ha preguntado qué tal en Vigo. Me han dado ganas de contestarle que para qué me lo pregunta, que si pretende poner en envidencia la ridiculez que ha sido hacerme venir para las ocho horas de trabajo de hoy, dejándome colgada cuatro días. Pero me he contenido y le he contestado (sin mirarle a la cara lo cual supongo que le habrá molestado) que bien gracias. El segundo asalto lo ha ganado él. Resulta que yo venía de la calle con un café grande en vaso de plástico y me ha visto. Me ha dicho que iba a decir a todo el mundo que bajase a desayunar con él ya que "estábamos de medio puente", le he contestado que yo prefería quedarme porque acababa de venir del sitio donde pretendían ir y ya me había subido el desayuno. Él insistió, "pues te tomas un zumo" me dijo, le contesté que no, que prefería quedarme, salió por la puerta, con el resto de la gente refunfuñando que no lo entendía, de nuevo hablando sobre mi a los demás. Es que si no quiero bajar pues me quedo y punto, aunque le parezca mal, aunque lo correcto sea lo otro, aunque todos me miren con cara de circunstancias.
Además he recibido un derechazo en forma de mail de mi compañera de mesa (que hoy está de puente) en el que me comunicaba que el lunes él había decidido que en la nueva oficina ya no nos vamos a sentar juntas, a pesar de que ella le insistió para que reconsiderase los nuevos puestos no ha querido ceder. Prefiero pensar que es por razones laborales (aunque no imagino cuáles pueden ser) y que no lo ha hecho por incordiar aún más. No es una pataleta de niña pequeña, simplemente me apetecía estar al lado de la única persona en la que puedo confiar cien por cien en esta empresa.
Así de fuerte he empezado el día, a saber cómo acaba...

No se vayan todavía, aún hay más.

Como podeis leer, realmente necesitaba sacar los "grandes acontecimientos del día de ayer" afuera.
Queda un detalle más. A última hora de la tarde me veo envuelta en una reunión, con tres compañeras más mirándome con cara de perro, en la que oigo que se cuestiona mi palabra. No es que yo sea un oráculo divino infalible pero se supone que si digo que no he hecho algo es porque NO lo he hecho, no porque me lo invente para sacar balones fuera. En fin, que ya fue la gota que colmó el vaso e hizo que el día fuese redondo. Me gustaría poder marcharme y dar un portazo pero, al menos por ahora, eso es imposible.

"Deportes de interior"

No puedo con el peloteo absurdo que hay en esta empresa. Sumisión, bajar cabezas y sonreír es la filosofía vigente para una convivencia más agradable en el entorno de trabajo. Pero sin olvidar nunca que es él quien siempre tiene la razón sin admitir discrepancias de ningún tipo.
Debo ser una maleducada pero es que cuando era pequeña me enseñaron unos valores y me estoy dando cuenta de que no sirven para nada, son "poco prácticos". No puedo cambiar, eso sí, tengo que aprender a ser más diplomática sin rozar el límite de la hipocresía, pero me cuesta horrores.

Callarme... no puedo

Uno de mis grandes defectos es que soy incapaz de fingir, es decir, si algo me parece fatal, sea lo que sea, venga de quien provenga, no suelo (salvo casos excepcionales) callarme.
Eso ocurrió ayer. Resulta que en verano nos dijeron en la empresa que el puente de diciembre no nos lo podríamos coger entero (a pesar de que en el calendario laboral hecho por el departamento de recursos humanos que se supone competente) ponía que sí, con lo cual se reestructuró el horario de jornada contínua de verano, ampliándola, para que esos días que no íbamos a tener de vacaciones se compensasen ahí. Punto pelota.
Resulta que visto lo visto, aproximándose el puente, me saqué el billete para irme a casa pidiendo como día de vacaciones el cinco y alargando así el fin de semana en Galicia. Hasta ahí todo en orden. Pero... resulta que anteayer el director financiero (superjefe donde los haya), artífice del cambio de la jornada contínua antes explicada, empieza a insinuar que quizás el viernes nueve no tengamos que venir a trabajar... rumor que se confirma de sus labios ayer. Mi cara cuando lo oí era un poema, le dije que me gustaría haberlo sabido un poco antes porque la verdad es que me había organizado para irme a casa el fin de semana y había consumido un día de vacaciones para ello y pensar que podía haber pasado seis días en casa... Por supuesto le sentó como un tiro y se puso hecho una furia gritando por el pasillo (teatro para que todos le oyeran) que si es que me venía tan mal pues la próxima vez no daba un día libre ni de broma. Consiguió el efecto que pretendía, poner a la gente en mi contra. Yo, por supuesto, con cara de póker, saqué el repertorio de frases diplomáticas apropiadas y traté de hacerle entender que a mi me parecía perfecta su generosidad de darnos el día, que se lo "agradecía de corazón". Le costó calmarse, me dijo que no debía exteriorizar mi pseudoenfado porque repercutía negativamente en los demás (¡increíble!). Consecuencia de todo, el resto de mis compañeros (salvo la que trabaja a mi lado, mesa con mesa) me han mirado con odio el resto del día porque la señorita gallega esa casi les deja sin su día libre. ¡Pero si yo sólo quería un poco de antelación en vísperas de un puente como éste! Señores seamos serios por favor.

Dientes apretados

Tengo demasiada indignación que liberar escribiendo pero apenas unos segundos para pasarme por aquí, quizás luego me desahogue un poco.

Lado oscuro

Hoy él es el rey, dicta mis pensamientos a su antojo, ahora me está obligando a sentir envidia del triunfo ajeno, está consiguiendo que me moleste que algunas personas (que ya no forman parte de mi vida) consigan cosas y prosperen, que no me alegre de sus avances sino todo lo contrario. Él manda y no soy capaz de oponer resistencia. Intento focalizar toda mi energía en ver el lado positivo (como siempre), intento convencerle de que todas esas victorias de los demás son un "aviso para navegantes" en mi cuaderno de bitácora, que ya está bien de quedarse al pairo con las velas extendidas, que quizás me sirvan para tirar millas... pero, tras una carcajada burlona, él me contesta: "¿hacia dónde irás tú si ni siquiera tienes brújula?"

"Inacabado"

Otro día de humo y barro
de mirada interior
y de deseos enjaulados.

Otro día solitario
al que no veo el final
el camino se hace demasiado largo.

Mira esa vela encendida bajo la lluvia
Oye mi tristeza: está haciéndose música.

Otro día que he luchado
con las armas del perdedor
y dejo este verso inacabado
inacabado.

("Ladridos del perro mágico", J.I.Lapido)

Doenzas (II)

Tras sucesivas autoradiografías internas podo diagnosticarme, como doutora de min mesma, que teño unha falta grave de ilusión xeral, con ramificacións específicas. O problema é que non existe mediciña que a cure. Vou a receitarme largos paseos imaxinarios pola beira do mar, sen pensar en nada, só enchendo os pulmóns. 

Ondiñas veñen e van

Ondas do mar de Vigo,
se vistes meu amigo!
e ai Deus, se verrá cedo!

Ondas do mar levado,
se vistes meu amado!
e ai Deus, se verrá cedo!

Se vistes meu amigo,
o por que eu sospiro!
e ai Deus, se verrá cedo!

Se vistes meu amado
por que ei gram cuidado!
e ai Deus, se verrá cedo!

(Martín Códax)

"The darkest star" (DM)

De nuevo este fin de semana he salido dos (casi tres) días. Supongo que lo de preferir la noche al día va por temporadas. Siempre me ha encantado madrugar cuando no tengo porqué hacerlo, es estupendo bajar a comprar el periódico o a desayunar y caminar por una calle casi desierta, mientras el sol de otoño te acaricia la cara recién lavada, pensando en que estás disfrutando de unos momentos sólo para ti en una ciudad que todavía duerme. Sin embargo, si la noche se alarga tanto que llego a casa casi amaneciendo, me enfado conmigo misma cuando, al abrir los ojos y ver por la ventana, me doy cuenta de que acabo de dejar pasar uno de esos cielos intensamente azules de Madrid. 

Quizás todas esas salidas nocturnas hasta horas intempestivas se deban a que tenga una racha en la que no me apetezca pensar demasiado (la noche es la reina de las conversaciones vacías y sin sentido, donde muchas veces ni siquiera es necesario esforzarse para hablar), simplemente desdibujarme vestida de negro dentro de la masa anónima de un local semioscuro bebiendo una cerveza y escuchando, a poder ser, buena música.

 

Enfado

Ayer rompí mi "abstinencia de discusiones" (ni recuerdo cuando fue la última vez), sin quererlo, obligada por las circunstancias, lo cual me crispa todavía más, porque no es que yo tuviese la intención de verme envuelta en esa conversación es que de repente me encontré allí, dando vueltas y vueltas, con mi tono de voz tan serio que a veces asusta, lo reconozco.
Resulta que P. comentó que S. estaba completamente desmotivada para un trabajo que van a empezar juntas en breve, que no se le veía con iniciativa, que no sabía dónde se había metido al dejar su trabajo anterior, que no se había planteado muchas cosas, que durante el mes que estuvo en Madrid parecía que no tenía ganas...
Yo conocí a S., coincidí con ella desde que llegó a esta ciudad hasta que se fue y pude apreciar perfectamente la evolución de su humor. Al principio vivían juntas S. y N., más tarde llegó a ese piso (que habían alquilado por un mes) P., ese momento fue el desencadenante de la crisis de S., ella tenía la intención de pasar unas cuantas semanas estudiando y divirtiéndose, aprovechando el tiempo conociendo la ciudad, era la alegría personificada, pero tenía un defecto... resulta que era de pueblo, me explico, su forma de comportarse era considerada por sus dos compañeras como vulgar, su estilo estridente, incluso su belleza, porque S. era realmente guapa. Fui a visitarles bastantes veces, al salir del gimnasio, porque su piso estaba a cinco minutos andando. Allí pude comprobar in situ cómo N. y P. le contestaban e ironizaban sobre muchos de sus comentarios. La última semana antes de irse lo pasó fatal, me comentó que P. le trataba como si fuese tonta o algo así. Ya no se reía. Me enfada que la gente se ensañe con alguien por el simple hecho de ser distinta en vez de respetar su singularidad. Reconozco que es algo que me pone realmente mala. Así que ayer cuando P. empezó a comentar todo aquello de que quizás S. no rindiese en el trabajo porque ya se había agobiado aquí me enfadé, me enfadé por dentro y puse cara de ogro por fuera. Muchas veces me han dicho que soy bastante transparente y que no puedo disimular mis estados de ánimo, creo que tienen razón. Así que entré al trapo, le dije que ella no sólo se había encontrado mal por eso, mientras le miraba con ojos de fuego, una intensa mirada de rayos-X. La notó. Más tarde me preguntó cuál era la razón de mi indignación, si era porque S. me hubiese comentado algo que ella no supiese, por supuesto que no le iba a decir que no me había gustado su actitud con S. porque yo no soy nadie para juzgar nada, mi causa era otra, me había metido en camisa de once varas para defender al más débil, como siempre hago, aunque yo ni pinche ni corte en la relación que había entre ellas. Quise terminar con todo aquello pero no me dejaba. Zanjé la absurda discusión pidiendo perdón (sinceramente) por mi tono tan seco que a veces resulta desconcertante.
No sé porqué me meto en estos líos porque no gano nada, sólo un mal sabor de boca al darme cuenta que otra vez estoy defendiendo causas perdidas y luchando contra molinos.

Trazando líneas discontínuas

Nunca quisiste viajar, ¿por qué ahora lo haces y me llamas para contármelo? Ya no quiero escucharte. Egipto, Caribe y Roma han sentido tus pisadas... sin mi.
Y mientras tanto, inmóvil, veo caer la lluvia desde el mismo punto, a través de la misma ventana de la ciudad en la que apoyé las maletas en el suelo hace ahora cinco años.

Caída libre

A veces hay que darse un golpe contra el suelo para comprender que eso es lo máximo que puedes caer, a partir de ese momento sólo queda empezar a remontar el vuelo.
No os preocupéis por mi, en serio, me encuentro intentando volar con alas de papel, sé que es inútil y que acabaré de bruces pero mil gracias por estar ahí y amortiguar mi descenso en picado con vuestros comentarios, ahora sé que no voy a despeñarme porque tengo la mejor de las redes, os lo dice la hija del capitán así que..¡creedme!