Callarme... no puedo
Uno de mis grandes defectos es que soy incapaz de fingir, es decir, si algo me parece fatal, sea lo que sea, venga de quien provenga, no suelo (salvo casos excepcionales) callarme.
Eso ocurrió ayer. Resulta que en verano nos dijeron en la empresa que el puente de diciembre no nos lo podríamos coger entero (a pesar de que en el calendario laboral hecho por el departamento de recursos humanos que se supone competente) ponía que sí, con lo cual se reestructuró el horario de jornada contínua de verano, ampliándola, para que esos días que no íbamos a tener de vacaciones se compensasen ahí. Punto pelota.
Resulta que visto lo visto, aproximándose el puente, me saqué el billete para irme a casa pidiendo como día de vacaciones el cinco y alargando así el fin de semana en Galicia. Hasta ahí todo en orden. Pero... resulta que anteayer el director financiero (superjefe donde los haya), artífice del cambio de la jornada contínua antes explicada, empieza a insinuar que quizás el viernes nueve no tengamos que venir a trabajar... rumor que se confirma de sus labios ayer. Mi cara cuando lo oí era un poema, le dije que me gustaría haberlo sabido un poco antes porque la verdad es que me había organizado para irme a casa el fin de semana y había consumido un día de vacaciones para ello y pensar que podía haber pasado seis días en casa... Por supuesto le sentó como un tiro y se puso hecho una furia gritando por el pasillo (teatro para que todos le oyeran) que si es que me venía tan mal pues la próxima vez no daba un día libre ni de broma. Consiguió el efecto que pretendía, poner a la gente en mi contra. Yo, por supuesto, con cara de póker, saqué el repertorio de frases diplomáticas apropiadas y traté de hacerle entender que a mi me parecía perfecta su generosidad de darnos el día, que se lo "agradecía de corazón". Le costó calmarse, me dijo que no debía exteriorizar mi pseudoenfado porque repercutía negativamente en los demás (¡increíble!). Consecuencia de todo, el resto de mis compañeros (salvo la que trabaja a mi lado, mesa con mesa) me han mirado con odio el resto del día porque la señorita gallega esa casi les deja sin su día libre. ¡Pero si yo sólo quería un poco de antelación en vísperas de un puente como éste! Señores seamos serios por favor.
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