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SAUDADE

Asocial

No sabéis cuánto me molesta encontrarme por las mañanas, en la parada del autobús (el único medio de transporte que la mayoría podemos permitirnos para llegar a las nuevas oficinas) a otros compañeros de trabajo. Sí, es toda la verdad, a esas horas no me apetece hablar, que interrumpan mi autismo, que tenga que sacarme los auriculares para no decir nada. Antes no ocurría porque cada uno llegaba de forma diferente pero ahora es inevitable y no lo soporto. Invaden momentos en los que quizás esté tratando de arreglar el mundo en mi cabeza mientras, al mismo tiempo, reflexiono sobre el sueño que he tenido la noche anterior. Ya me habían robado los minutos en los que era feliz mojando en el café las galletas del desayuno y ...¡ahora esto!

4 comentarios

out -

Desde hace unos años, sólo existe el silencio.
Encuentro, en él, una rara ecuanimidad:
la de los placeres solitarios.

(Cristina Peri Rossi)

Luk -

Siempre he defendido ese lado asocial. Llegaron a llevarme a un psicólogo de adolescente.
Este enero no está siendo nada fácil.

O Congro -

Es una situación realmene absurda, porque la mayoría de las veces, ninguna de las dos personas tienen nada que decirse, y querrían volver a su intimidad, pero parece que las normas de educación obligan, en esas circunstancias, a hablar del tiempo, las obras y los goles de Robinho. A mí me sucede a la hora del café. Ánimo.

out -

Me ocurria lo mismo cuando iba a la universidad, y me cruzaba en el tranvia a gente de clase con la que hace años ni veia. Joer, como jodia tener que apagar el walkman, ( con las pilas nuevas) y dejar de oir al ultimo disco de los planetas, sonic youth o quien fuere, para hablar de cosas que nunca me llenaban. Al final, hize mi propia estrategia, y siempre era ponerse en la parte de atras del tranvia, de espaldas al mundo.